domingo, 31 de julio de 2011

HOLA, ¿CÓMO TE LLAMAS?




Siente sus miradas, sus pasos, alguien nos sigue… ¿Estás segura? No te das cuenta de los murmullos. Voy a voltear, para ver quién o quiénes son esos babosos que nos rastrean. Raquel gira sigilosamente, sus ojos reflejaban curiosidad e indignación, en tanto que Gloria se inquieta, sus prominentes mejillas se sofocan violentamente. No era justo que en los abruptos caminos que la llevaban a su casa, luego de la jornada escolar, no exista amplia libertad para caminar y conversar con su mejor compañera

¡Ah, te están siguiendo…! Disimula, hazte la importante, total… qué te importa… Ahora las dos miraban de reojo. Se están acercando, camina… camina, despacio, tranquila, con calma…respira…eso, vamos sigue… Como si nada hubiera pasado, ellas empiezan una lenta y pasiva caminata, alertas a una nueva aventura.

¡Pucha, hermano, se han dado cuenta. ¿Qué hacemos? La sigues o cambias de ruta. ¿Qué hacemos Patito?, piensa rápido que nos acercamos, apúrate…
¡Pobre Pato!, una vez más cerca de hablar con la chica que le quitaba el sueño. No era la primera vez que estaba tan cerquita de decirle hola. Ya habían pasado dos años. Este era el momento ideal para contactarla. No estaba sólo, junto a él, su fiel escudero, Lato, su amigo de aventuras y travesuras.

De pronto, una luz cegó la mente de Pato. La voz se le entrecortaba… Estaba cerquita, a unos pasitos. Las dudas daban vueltas en su cabeza. Lato entusiasmado lo animaba. “Sí Patito, si es fácil… Le dices, hola, cómo te llamas, dónde estudias, dónde vives y ya, la hiciste.”
El aire se le entrecortaba, una vez más, la respiración aceleraba rápidamente, pero tenía que decidirse. Ahora era el momento, era sólo dar un paso más.

De manera inesperada, como si alguien la llamará, Gloria voltea bruscamente, y se encuentra con un temeroso muchacho, colorado por las circunstancias. La mirada fue implacable, pero nacía en ella una paciencia, que despertó una esperanza de amistad. Ya las cosas estaban decididas, todo llega por inercia…

¿Ho - ho – la… mmm… tú estás en cuarto A, ¿no?. Sí, ¿por qué?. Es que… que.. quién te enseña historia… El diálogo que comenzó con dubitaciones, se hizo fluido… Ya está consumado, los dos jóvenes ya formalizaban su amistad. Raquel resignada fue testigo del infeliz encuentro. Mientras tanto, los ojos de Lato brillaban de emoción porque su amigo concretó su anhelo, su ideal.

Mañana, nos vemos, ¿te parece? Ya no hay problema Y, ¿dónde nos encontramos? En la puerta del auditórium, ¿te parece? Ya, listo, chau. Chau, ya nos vemos. Se despedían los nuevos amigos entre comillas.

Concluido el diálogo, las muchachas proseguían su larga caminata, y aquellos jóvenes aventureros con sonrisa en los labios, cambiaban de ruta con un paso acelerado, parecía que el viento los llevaba con alegría.

Por fin ya la conoces, ya sabes que se llama Gloria, que está en cuarto A y vive por aquí. Sí por aquí, más arribita… ¿Estás contento Patito? Sí, creo… ¿Cómo?... Yo me entiendo, ya vamos que se hace tarde…

Curiosamente la respiración de Pato se normalizó, pero se rompía la magia del amor ideal, aquella ilusión de desvanecía como el humo... Algo pasa se decía. Sí, algo pasa. Se acabó la persecución clandestina a Gloria, ya no la voy a seguir, eso me agradaba, verla pasar, sonreír, Eso ya no será… Pero algo nuevo nace… una linda amiga.








APIMA, 30 de julio del 2011

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